Desde el principio de Agosto, cuando la T-Cuadrante Cardinal, llegaba a su posición más cercano a exacta, cuando un movimiento de la tierra, hizo que los 33 mineros se quedaran atrapados en el Submundo, a unos 700 metros de profundidad, y luego que el 21 de Agosto, cuando Mercurio se volvía retrógrado, se contactara con ellos, llegamos al final feliz, ayer, cuando se rescataba, 69 días más tarde, a los 33 hombres.
Un día realmente feliz para muchos de nosotros, sobre todo, pues este momento histórico para Chile, nos recuerda una vez más, como muy claramente lo dijo un muy emocionado, presidente del país, que en momentos como estos, cuando alguien se encuentra entre la vida y la muerte, es decir, cara a cara con Plutón, en términos astrológicos, lo más importante es: la Fé. el trabajo en equipo, el trabajo con consciencia, y los lazos de amor con seres queridos.
Todo lo demás palidece en importancia.
Lo que mantuvo a estos hombres vivos en la más adversa de las circunstancias, fué la Fé, el hecho de que estuvieran muy organizados y que se mantuviesen trabajando en equipo en todo momento.
En la carta astral del rescate podemos ver, que la Luna, anoche a la medianoche cuando el primer hombre emergía de las Profundidades, entraba en Capricornio, pasando así por los primeros grados de este signo, donde se encuentra Plutón, Dios del Submundo y el Gran Abajo.
Durante todo el día de ayer, la Luna se deslizaba por el signo de Capricornio, pasando también por la posición del Nodo Lunar y de Orfeo, el asteroide, que se encuentra a 11º de Capricornio.
Curiosamente, como siempre ocurre con la Astrología, el simbolismo de ella nos llena de sorpresa y coincidencias que a muchos de nosotros nos dibuja una sonrisa en la cara, mientras pensamos: ” Qué increíble”, al mismo tiempo que no nos resulta tan increíble. Simplemente por que para los que le prestamos atención al Cosmos, lo comprobamos diariamente.
Para los que no conocen el mito de Orfeo. Éste era el mejor músico que ha existido, el creador de la Lira, que la tocaba tan maravillosamente, mientras cantaba con una voz de una belleza tan grande, que toda la Naturaleza se estremecía, ante tan mágico sonido. Los árboles se estremecían, los Dioses se embelesaban, y envidiaban, los ríos paraban su curso, sólo para escucharle.
Estaba casado con Eurídice, quien un día, escapando de un pretendiente que no sabía aceptar el no, como respuesta, tropezó con una serpiente que la mordió en el tobillo y murió.
Orfeo, torturado, pidió a los Dioses que le permitieran entrar en el Submundo, territorio de Hades (Plutón), donde van todas las almas al morir, a rescatarla. Como siempre Zeus, que no tenía ningún poder en los aposentos de su hermano Hades, arregló un encuentro, sugiriendo a Orfeo, que no deje de cantar y tocar la Lira, mientras descendía.
Así fué, que Hades lo recibió y escuchando el lamento de Orfeo en verso, le permitió llevarse a su mujer a la vida. Pero, como siempre lo hacía, con una condición.
Orfeo debía caminar en el frente hacia la salida y Eurídice iría detrás de él. Además, no debía darse vuelta hasta que los dos estuviesen en la superficie.
Unos pocos metros antes de salir, Orfeo dudó de Hades, pensando que lo había engañado y se dió vuelta para ver si su amada esposa estaba detrás de él. Así fué que Eurídice se desvaneció para siempre y Orfeo no pudo hacer nada al respecto.
Aunque en esta trágica historia, el final no es feliz como en el caso de los mineros, lo que sí es cierto es que Orfeo, fué permitido entrar en el Gran Abajo, sin tener que morir en el proceso y se le dejó salir con vida.
Cómo es posible que cuando la Luna ilumina a Plutón y Orfeo, nosotros aquí en la Tierra, rescatamos a los mineros desde las entrañas de la Tierra, desde lo más profundo del Submundo? Ay! La Astrología!
Las historias individuales de los 33 mineros ilustrarán maravillosamente esta simbología arquetípica, pero nosotros no nos enteraremos a no ser que alguno de ellos escriba un libro o comparta su mito de alguna otra forma con el resto de los mortales.
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